La sequía (que apenas comienza) era un hecho previsible, y hace tiempo sabíamos cómo evitar las catástrofes ambientales. Pero se ha hecho poco porque el problema no es simplemente climático: es un problema político.
Tomado de Razón Pública, 4 de agosto de 2014
Fenómeno conocido
Según el IDEAM,
la sequía que estamos padeciendo se prolongará hasta marzo o abril del
año entrante y es consecuencia del fenómeno de “El niño”, que se
encuentra en su fase inicial pero ya ha producido daños graves,
especialmente en la costa caribe.
Según distintas fuentes,
han muerto 15.000 reses en la Guajira y otras 32.000 en los demás
departamentos de la costa. En la Mesa de los Santos se asfixiaron un
millón de pollos y se han declarado 642 incendios forestales. Y estos
daños ocurren cuando apenas comienza la sequía.
Pero el problema no está en el fenómeno climático en sí mismo, como
afirman el presidente Santos y el alto gobierno. “El niño” viene siendo
observado desde la época de la Conquista española y se ha estudiado
desde por lo menos los comienzos del siglo XX, de modo que hay
constancia de su incidencia en varias ocasiones a lo largo de ese siglo.
Soluciones simplistas
Lo que hace devastadora esta nueva aparición de “El niño” es la
vulnerabilidad creciente del territorio colombiano, resultante de la
deforestación, desecación y contaminación de los ecosistemas que han
acompañado al modelo de explotación económica y ocupación del
territorio, modelo que además han reforzado las políticas oficiales,
particularmente en los últimos gobiernos. Leer más
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